Nos preguntamos si habría que regularizar el café en el podcast El Sentido de la Birra Cap. 438.
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Transcripción:
Pero, ¿esto crees que se da en las sustancias que están legalizadas, como por ejemplo el alcohol, a nivel social? ¿Crees que esto también ocurre?
Yo creo que el alcohol no debería venderse con la libertad con la que se vende hoy en día. Tampoco creo que el café se deba vender sin restricciones; estamos viendo muchos problemas con adolescentes que consumen una cantidad brutal de cafeína en forma de bebidas altamente cafeinadas.
Parto de la base de que me gustaría que todas aquellas sustancias que presentan algún tipo de peligro requiriesen algún tipo de formación y conocimiento para su acceso. Hoy en día, para conducir un coche, es necesario obtener un carnet y demostrar que tienes las capacidades adecuadas para la conducción y que conoces la teoría de las señales de tráfico. Creo que se podría aplicar algo parecido a todas las sustancias psicoactivas. Cuando una persona quiere tomarse una copa, debería haber hecho al menos un curso. De hecho, hay algunos países en los que la formación sobre el consumo de alcohol es obligatoria.
Creo que muchos de los problemas relacionados con el alcohol provienen de la falta de percepción del riesgo asociado a él. Esta percepción de riesgo puede ser baja porque no se nos educa adecuadamente. Se nos dice que, aunque tu padre, tu abuelo y toda tu familia lo hagan, no significa que sea inocuo. Debemos entender que al beber estamos asumiendo ciertos riesgos, y conocer técnicas para reducir estos riesgos, como beber bebidas de menor graduación, cenar antes de consumir alcohol para que la absorción sea más progresiva y lenta, y evitar picos altos de alcohol en sangre.
Creo que deberíamos recibir una formación básica que nos permita tener un mejor manejo. Una vez que tengamos esa formación, podríamos consumir alcohol con más conocimiento. Me parece que a algunas sustancias les damos demasiada poca importancia, como es el caso del alcohol, cuando en realidad debería tenerla, y a otras que no son tan peligrosas les damos una importancia excesiva, como si fueran el demonio personificado.
En realidad, todo es una cuestión de cómo usamos las cosas. Como decía Paracelso, «la dosis hace el veneno«. Hay que entender que, aunque la dosis es un factor importante, no es el único. Al final, el veneno está en la forma en la que usamos las cosas, no en las cosas en sí mismas. Por ejemplo, el carfentanilo, una de las sustancias psicoactivas más potentes que existen, con 10,000 veces la potencia de la morfina, es tremendamente letal. Sin embargo, el carfentanilo no suele matar a nadie porque se utiliza en lugares muy controlados para usos muy determinados, como en veterinaria para sedar grandes mamíferos. Sin ese conocimiento, hay sustancias que son bastante peligrosas y que, si se toman a la ligera, pueden resultar muy problemáticas.
El consumo de cualquier droga legal o ilegal es una actividad de riesgo y está totalmente desaconsejado, pero si decidieses hacerlo: infórmate bien sobre la sustancia, su duración, sus efectos o su dosificación y analiza en servicios de reducción de riesgos como el de Energy Control (España), Kosmicare (Portugal) o Échele Cabeza (Colombia).
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