Efectos psicológicos impredecibles: Tanto la ayahuasca como la ketamina son sustancias psicodélicas poderosas, pero actúan de maneras muy diferentes. La ayahuasca induce experiencias emocionales profundas, alucinaciones visuales y purgas emocionales, mientras que la ketamina es un disociativo que produce una sensación de desconexión del cuerpo y de la realidad. La combinación de estas sustancias puede crear una experiencia mental y emocional caótica, con el riesgo de perder la conexión con la realidad o tener dificultades para integrar la experiencia.
Riesgo de disociación extrema: La ketamina, al ser un disociativo, puede inducir estados de desconexión tanto física como mentalmente. Si se mezcla con la intensidad emocional y visual de la ayahuasca, el usuario podría experimentar una disociación extrema, lo que puede generar una sensación de desorientación, confusión o paranoia, dificultando la capacidad de procesar la experiencia y aumentando la incomodidad.
Sobrecarga emocional y mental: La ayahuasca puede provocar una purga emocional intensa, mientras que la ketamina puede reducir la percepción de la intensidad emocional al inducir una sensación de “desapego”. Esta falta de conexión emocional con la experiencia puede dificultar la integración de las emociones que surgen durante el viaje con ayahuasca, lo que podría crear una sensación de desconcierto o incapacidad para procesar adecuadamente los sentimientos.
Riesgo de efectos adversos físicos: Aunque la ayahuasca y la ketamina no son generalmente peligrosas por separado, cuando se combinan, pueden aumentar los riesgos físicos. La ketamina tiene efectos sobre la respiración y la presión arterial, y la ayahuasca también puede elevar la presión arterial. Juntas, estas sustancias pueden poner una presión adicional en el sistema cardiovascular, lo que podría ser problemático en personas con condiciones preexistentes.
Aumento de la confusión sensorial: La ketamina puede alterar la percepción sensorial de manera que el usuario se sienta desconectado de su cuerpo y del entorno. Cuando se combina con la ayahuasca, que produce alucinaciones visuales y distorsiones sensoriales, el resultado puede ser una mezcla de confusión sensorial, donde las percepciones se mezclan y el usuario tiene dificultades para distinguir lo real de lo imaginado, lo que puede aumentar el riesgo de ansiedad o malestar emocional.