Efectos sobre la coagulación: No se ha demostrado que el cannabis tenga un impacto directo en la coagulación sanguínea, por lo que no interfiere con el efecto anticoagulante de rivaroxabán. Sin embargo, algunos estudios sugieren que el cannabis podría tener un pequeño efecto anticoagulante debido a sus propiedades antiinflamatorias, pero este efecto es generalmente menor comparado con el de los anticoagulantes tradicionales.
Efectos cardiovasculares: El cannabis, especialmente el THC, puede aumentar la frecuencia cardíaca y, en algunos casos, puede causar fluctuaciones en la presión arterial. Estos efectos suelen ser leves, pero podrían ser problemáticos en personas con problemas cardiovasculares preexistentes. Aunque el cannabis no interfiere directamente con el mecanismo de acción de rivaroxabán, los cambios en la frecuencia cardíaca y la presión arterial pueden agregar un riesgo adicional a las personas que ya están tomando un anticoagulante.
Efectos sobre la salud mental: El cannabis puede alterar la percepción y el estado mental, lo que podría resultar en un mayor riesgo de accidentes o lesiones. Si una persona que toma rivaroxabán está bajo los efectos del cannabis y sufre una lesión, el riesgo de sangrado debido al anticoagulante podría ser mayor.
Efectos sobre el metabolismo: No hay evidencia de que el cannabis interfiera significativamente en el metabolismo de rivaroxabán. Ambos se procesan en el hígado, pero no se ha demostrado que haya interacciones perjudiciales en cuanto a su metabolismo.