Aumento de la dopamina: Tanto el pramipexol como las anfetaminas aumentan los niveles de dopamina en el cerebro. Aunque el pramipexol lo hace de manera controlada para tratar los síntomas de la enfermedad de Parkinson, las anfetaminas lo hacen de manera mucho más potente y no regulada. Esto puede llevar a un exceso de dopamina en el cerebro, lo cual puede causar efectos adversos como psicosis, agitación o comportamientos impulsivos.
Efectos sobre el sistema cardiovascular: Las anfetaminas pueden provocar un aumento significativo en la frecuencia cardíaca y la presión arterial. El pramipexol también puede afectar el sistema cardiovascular, aunque en menor medida. Juntas, estas sustancias podrían aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares, como hipertensión o taquicardia. Este riesgo es especialmente relevante en personas con problemas preexistentes en el sistema cardiovascular.
Posibles efectos sobre el estado mental: Las anfetaminas tienen efectos estimulantes y pueden causar ansiedad, agitación o incluso psicosis en algunas personas. Cuando se combinan con pramipexol, que también puede influir en el estado mental, los efectos secundarios pueden ser impredecibles, y es posible que se presenten alteraciones en el estado de ánimo, como euforia excesiva seguida de depresión o ansiedad.
Potencial para el abuso: Las anfetaminas son sustancias con un potencial de abuso considerable. Aunque el pramipexol no tiene este potencial, la combinación con anfetaminas podría aumentar la probabilidad de abuso de la sustancia, ya que ambas actúan sobre el sistema dopaminérgico.