Efectos cardiovasculares: Tanto la meprednisona como las anfetaminas pueden elevar la presión arterial y aumentar la frecuencia cardíaca. La meprednisona puede causar retención de líquidos, lo que puede contribuir a la hipertensión. Las anfetaminas, por su parte, son potentes estimulantes que también pueden causar un aumento significativo de la presión arterial y la frecuencia cardíaca. El uso conjunto de estas sustancias puede poner una tensión adicional sobre el sistema cardiovascular, lo que aumenta el riesgo de hipertensión y otros problemas cardíacos, especialmente en personas con antecedentes de enfermedades cardiovasculares.
Efectos psicológicos: La meprednisona puede causar irritabilidad, ansiedad y alteraciones en el estado de ánimo. Las anfetaminas también pueden inducir ansiedad y efectos psicoemocionales negativos, como paranoia y agresividad, especialmente en dosis altas. La combinación de ambos puede aumentar el riesgo de estos efectos, lo que podría llevar a una mayor inestabilidad emocional o una experiencia psicológica incómoda.
Riesgo de sobreestimulación: Las anfetaminas aumentan los niveles de energía y excitación, lo que puede interferir con el efecto de la meprednisona, que puede causar insomnio o cambios en los patrones de sueño. El uso conjunto podría aumentar el riesgo de problemas relacionados con la sobreestimulación, como insomnio severo, agitación y ansiedad.