Efectos gastrointestinales: Tanto el alcohol como la meprednisona pueden irritar el tracto gastrointestinal y aumentar el riesgo de úlceras o sangrados. El uso de alcohol en exceso mientras se toma meprednisona puede agravar estos efectos y aumentar el riesgo de daño en el estómago o el tracto digestivo.
Efectos sobre el sistema inmunológico: El alcohol también puede debilitar el sistema inmunológico, lo que puede contrarrestar el efecto inmunosupresor de la meprednisona, aumentando el riesgo de infecciones.
Efectos sobre el hígado: El alcohol es metabolizado por el hígado, y el uso crónico de alcohol puede afectar la función hepática, lo que puede interferir con el metabolismo de la meprednisona. Esto podría alterar la eficacia del medicamento o aumentar el riesgo de efectos secundarios.
Aumento de la presión arterial: El alcohol puede causar un aumento temporal de la presión arterial. Si se consume en exceso junto con la meprednisona, que también puede aumentar la presión arterial, el riesgo de hipertensión puede ser más pronunciado.