Efectos sobre el sistema nervioso central: Las anfetaminas son estimulantes poderosos que aumentan la actividad cerebral, provocando un aumento de la frecuencia cardíaca, presión arterial, y la liberación de dopamina. Estos efectos pueden causar ansiedad, agitación, insomnio, o incluso paranoia en dosis altas. La metilprednisolona, por su parte, puede causar efectos secundarios relacionados con el estado de ánimo, como irritabilidad, ansiedad, o trastornos del sueño. Combinados, estos efectos pueden amplificarse, generando un aumento de la ansiedad o de los trastornos emocionales y un mayor riesgo de insomnio y estresores mentales.
Efectos cardiovasculares: Las anfetaminas aumentan significativamente la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que pone presión sobre el sistema cardiovascular. La metilprednisolona también puede causar retención de líquidos y un aumento leve de la presión arterial. Esta combinación puede resultar en una hipertensión más pronunciada y un mayor riesgo de taquicardia (aumento de la frecuencia cardíaca), lo que puede ser peligroso, especialmente en personas con afecciones cardiovasculares preexistentes.
Efectos sobre el sistema inmunológico: La metilprednisolona tiene un efecto inmunosupresor, lo que puede reducir la capacidad del cuerpo para defenderse contra infecciones. Aunque las anfetaminas no afectan directamente el sistema inmunológico, el estrés físico y emocional asociado con el uso de estas sustancias puede debilitar la respuesta inmunitaria. Combinadas, pueden aumentar la vulnerabilidad a infecciones y enfermedades.