Efectos contradictorios en el sistema nervioso y cardiovascular: Las anfetaminas son estimulantes potentes que aumentan la actividad del sistema nervioso simpático, lo que eleva la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la norepinefrina. El propranolol es un betabloqueante que reduce la frecuencia cardíaca y la presión arterial al bloquear los receptores beta-adrenérgicos. Sin embargo, no bloquea los receptores alfa-adrenérgicos, lo que puede causar un problema importante.
Hipertensión «no equilibrada» por vasoconstricción: Las anfetaminas provocan vasoconstricción (estrechamiento de los vasos sanguíneos) mediante la activación de receptores alfa-adrenérgicos. Al bloquear los receptores beta, el propranolol puede intensificar la vasoconstricción causada por las anfetaminas, lo que podría llevar a una hipertensión severa y aumentar el riesgo de daño cardiovascular, como infarto o accidente cerebrovascular.
Riesgos psicológicos y neurológicos: Las anfetaminas pueden causar agitación, ansiedad, insomnio y en casos extremos, psicosis. El propranolol podría reducir algunos síntomas físicos de la ansiedad (como taquicardia), pero no controla los efectos psicológicos, lo que puede llevar a una falsa sensación de seguridad y al uso excesivo de anfetaminas.
Mayor riesgo de arritmias: Las anfetaminas aumentan la excitabilidad del corazón, mientras que el propranolol puede interferir con los mecanismos de compensación del cuerpo, aumentando el riesgo de arritmias peligrosas.
Efectos en la regulación de la temperatura: Las anfetaminas pueden causar hipertermia (aumento de la temperatura corporal), especialmente durante actividad física o en ambientes cálidos. El propranolol puede dificultar la respuesta del cuerpo a esta situación al reducir la capacidad del sistema cardiovascular para adaptarse.
Recomendación:
Evitar esta combinación: Los riesgos cardiovasculares y neurológicos hacen que esta combinación sea peligrosa, especialmente en dosis altas de anfetaminas o en personas con condiciones preexistentes como hipertensión, arritmias o ansiedad severa.
Alternativas médicas: Si una persona bajo el efecto de anfetaminas requiere atención médica por síntomas graves (como hipertensión o ansiedad extrema), se prefieren medicamentos como benzodiacepinas (para reducir la ansiedad) o bloqueadores de canales de calcio (para controlar la presión arterial), en lugar de betabloqueantes como el propranolol.