Potenciación de efectos sedantes: Tanto paroxetina como las benzodiacepinas pueden causar sedación y somnolencia. La combinación de estos dos medicamentos puede potenciar estos efectos sedantes, lo que puede generar somnolencia excesiva, dificultad para concentrarse, y un mayor riesgo de accidentes (por ejemplo, al conducir o realizar tareas que requieran atención). Las personas que toman ambas sustancias pueden sentirse más lentas mentalmente y tener dificultades para realizar actividades cotidianas.
Depresión respiratoria: En dosis altas, el uso combinado de benzodiacepinas y paroxetina podría aumentar el riesgo de depresión respiratoria (reducción de la respiración). Este es un efecto más común con dosis altas de benzodiacepinas, pero el riesgo puede ser mayor si también se toma paroxetina, especialmente en personas con problemas respiratorios subyacentes.
Interacciones farmacocinéticas: La paroxetina puede inhibir ciertas enzimas en el hígado (como el CYP2D6), que son responsables de metabolizar algunas benzodiacepinas. Esto podría aumentar los niveles en sangre de las benzodiacepinas que dependen de estas enzimas para su metabolización (como el alprazolam, diazepam, y otros), potencialmente incrementando los efectos sedantes y el riesgo de toxicidad. Aunque este efecto puede no ser muy pronunciado en todos los casos, es importante monitorear los efectos de las benzodiacepinas al combinarlas con paroxetina.
Aumento del riesgo de dependencia: Las benzodiacepinas son conocidas por su potencial de dependencia si se usan durante largos periodos. La combinación con paroxetina podría inducir a una mayor dependencia de ambos medicamentos, lo que puede llevar a un ciclo en el que la persona dependa tanto de la benzodiacepina para manejar la ansiedad como de la paroxetina para tratar la depresión, lo que podría dificultar el manejo y la reducción de las dosis de ambos medicamentos.
Efectos sobre el estado emocional: La paroxetina puede ayudar a mejorar el estado de ánimo en personas con depresión o ansiedad, mientras que las benzodiacepinas son útiles para controlar la ansiedad de manera inmediata, pero no son una solución a largo plazo para trastornos emocionales crónicos. Usar ambos medicamentos juntos podría generar una sensación temporal de alivio, pero no es una solución definitiva, y el uso continuado podría enmascarar síntomas que necesitan tratamiento más integral.