Efectos sobre los niveles de glucosa: Anfetaminas: Como estimulantes, las anfetaminas pueden reducir el apetito y, en algunos casos, causar un aumento temporal de los niveles de glucosa en sangre debido a su impacto sobre el metabolismo. Sin embargo, a largo plazo, las anfetaminas pueden llevar a un aumento de la resistencia a la insulina y alterar el control de la glucosa, lo que puede empeorar los síntomas de la diabetes. Metformina: La metformina actúa reduciendo los niveles de glucosa, por lo que puede haber una interacción entre los efectos de las anfetaminas (que pueden alterar los niveles de glucosa) y la acción de la metformina. En personas con diabetes, esto puede hacer que los niveles de glucosa sean más difíciles de controlar, ya que las anfetaminas podrían inducir fluctuaciones en los niveles de azúcar.
Efectos cardiovasculares: Las anfetaminas aumentan la frecuencia cardíaca y presión arterial debido a sus efectos estimulantes en el sistema nervioso simpático. Esto podría generar un mayor riesgo de problemas cardiovasculares, como infartos o accidentes cerebrovasculares, especialmente en personas con antecedentes de hipertensión o problemas cardíacos. Aunque metformina no tiene un efecto directo sobre la presión arterial o la frecuencia cardíaca, el aumento de estos factores causado por las anfetaminas podría poner un estrés adicional en el sistema cardiovascular, lo que podría ser peligroso para quienes tienen enfermedades preexistentes.
Efectos sobre el sistema nervioso central (SNC): Las anfetaminas son estimulantes fuertes que pueden causar agitación, ansiedad, insomnio y, en dosis altas, incluso psicosis o paranoia. Estas respuestas pueden ser exacerbadas si la persona ya está tomando medicamentos como la metformina, que puede generar estrés adicional en el cuerpo al tratar de regular los niveles de glucosa, lo que aumenta la vulnerabilidad a efectos secundarios psicológicos negativos.
Efectos sobre la función renal: La metformina debe ser utilizada con precaución en personas con problemas renales. El consumo crónico de anfetaminas también puede poner presión sobre los riñones debido a sus efectos sobre la circulación y el metabolismo. La combinación de ambas sustancias podría aumentar el riesgo de daño renal si no se monitorea adecuadamente.
Riesgo de deshidratación: Las anfetaminas pueden causar un aumento en la temperatura corporal, sudoración excesiva y deshidratación debido a su efecto estimulante en el sistema nervioso. Esto puede empeorar los efectos secundarios de la metformina, como el malestar estomacal y la fatiga, y aumentar el riesgo de acidosis láctica, una condición rara pero grave asociada con el uso de metformina.