Riesgo de acidosis láctica: El consumo excesivo de alcohol aumenta el riesgo de acidosis láctica en personas que toman metformina. El alcohol puede interferir con la capacidad del cuerpo para metabolizar la metformina, lo que aumenta el riesgo de esta condición grave. La acidosis láctica es una emergencia médica que puede causar síntomas como dificultad para respirar, dolor muscular, fatiga extrema, y problemas cardíacos. Aunque es rara, es más probable que ocurra cuando se combina metformina con grandes cantidades de alcohol, especialmente en personas con función renal comprometida.
Riesgo de hipoglucemia: El alcohol puede interferir con la capacidad del cuerpo para regular el azúcar en sangre. En algunas personas, el alcohol puede causar hipoglucemia (bajos niveles de glucosa en sangre), especialmente si se consume sin alimentos. Cuando se toma metformina, el riesgo de hipoglucemia puede aumentar, ya que la metformina reduce los niveles de glucosa en sangre. Si el alcohol también reduce estos niveles, puede haber un riesgo de bajones peligrosos de azúcar en sangre, lo que puede causar síntomas como mareos, confusión, temblores y, en casos graves, pérdida de conciencia.
Efectos sobre el hígado: Tanto el alcohol como la metformina tienen efectos sobre el hígado. El alcohol es procesado principalmente en el hígado, y el consumo excesivo de alcohol puede dañar este órgano, lo que podría interferir con la capacidad del cuerpo para metabolizar la metformina de manera segura. Además, si una persona tiene problemas hepáticos o función hepática reducida, el riesgo de efectos adversos relacionados con la metformina y el alcohol aumenta.
Efectos gastrointestinales: El alcohol puede irritar el sistema gastrointestinal, y, al combinarlo con metformina, podría aumentar el riesgo de efectos secundarios como náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarrea.