La combinación de hidroxicloroquina y alcohol requiere precaución debido a los efectos combinados en el sistema nervioso central (SNC) y el hígado. Aunque no existe una interacción química directa significativa, el consumo de alcohol puede intensificar ciertos efectos secundarios de la hidroxicloroquina, como mareos, somnolencia y toxicidad hepática.
Efectos cruzados: La hidroxicloroquina se utiliza para tratar enfermedades autoinmunes y malaria y puede causar mareos, náuseas y alteraciones en el SNC. El alcohol, al ser un depresor del SNC, puede amplificar estos efectos y aumentar el riesgo de confusión o deterioro cognitivo.
Sobreesedación: La combinación puede intensificar la somnolencia y el deterioro motor, lo que aumenta el riesgo de accidentes o caídas, especialmente en dosis altas de alcohol.
Mareos y confusión: El alcohol puede amplificar los efectos secundarios neurológicos de la hidroxicloroquina, como confusión, mareos o desorientación.
Sobrecarga hepática: Tanto la hidroxicloroquina como el alcohol son metabolizados en el hígado. El consumo excesivo o prolongado de alcohol puede incrementar el riesgo de toxicidad hepática, especialmente en personas con daño hepático preexistente.
Riesgo de daño gastrointestinal: La hidroxicloroquina puede causar malestar estomacal o náuseas, efectos que pueden intensificarse con el alcohol.
Para minimizar riesgos, evita el consumo excesivo de alcohol mientras tomas hidroxicloroquina y limita su ingesta a cantidades moderadas. Si experimentas síntomas como dolor abdominal, mareos extremos, confusión persistente o signos de daño hepático (ictericia, fatiga severa), consulta a un médico. Esta combinación puede manejarse con moderación, pero debe evitarse en personas con afecciones hepáticas o con sensibilidad a los efectos del alcohol.