Efectos sobre el sistema nervioso: Las anfetaminas actúan como estimulantes del sistema nervioso, mientras que la dipirona tiene efectos sedantes en algunas personas. La combinación de estos efectos opuestos puede resultar en un desajuste en el funcionamiento físico y mental. El uso de anfetaminas podría contrarrestar parcialmente los efectos sedantes de la dipirona, lo que podría aumentar el riesgo de sobredosificación de ambos.
Efectos cardiovasculares: Las anfetaminas aumentan la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que puede ser peligroso cuando se combinan con otras sustancias que puedan afectar la circulación sanguínea. Aunque la dipirona generalmente no afecta de manera significativa estos parámetros, el uso de anfetaminas podría agravar cualquier tensión cardiovascular en el cuerpo.
Riesgo de sobredosis o interacción en el metabolismo: La dipirona puede interferir en la capacidad del cuerpo para procesar otras sustancias. El uso de anfetaminas podría alterar el metabolismo del medicamento, y viceversa, lo que podría aumentar el riesgo de efectos adversos. Además, el uso prolongado o repetido de anfetaminas podría alterar la capacidad del cuerpo para procesar otros medicamentos, incluyendo la dipirona, aumentando el riesgo de efectos secundarios graves.
Efectos gastrointestinales: Ambas sustancias pueden causar malestar gastrointestinal. Las anfetaminas pueden generar falta de apetito, sequedad bucal y problemas digestivos, mientras que la dipirona puede causar molestias estomacales o náuseas en algunas personas. La combinación de ambas podría aumentar el riesgo de malestar gastrointestinal.