Sobrecarga cardiovascular: Las anfetaminas son potentes estimulantes que aumentan la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la temperatura corporal. La ayahuasca también puede afectar la presión arterial debido a sus compuestos activos, y cuando se combinan con las anfetaminas, puede haber un riesgo grave de hipertensión, arritmias cardíacas, ataques al corazón o accidentes cerebrovasculares, especialmente en personas con problemas cardiovasculares preexistentes.
Efectos psicológicos impredecibles: Mientras que las anfetaminas producen una fuerte estimulación, euforia y energía, la ayahuasca puede inducir experiencias psicodélicas profundas y, a menudo, emocionales e introspectivas. Esta combinación puede crear un conflicto entre la estimulación de las anfetaminas y la introspección de la ayahuasca, lo que puede generar confusión, ansiedad, paranoia o incluso psicosis, especialmente si se consumen en dosis altas o en un entorno no controlado.
Desajuste entre el tipo de experiencia: Las anfetaminas tienden a generar una sensación de alerta y euforia, mientras que la ayahuasca suele provocar una experiencia más emocional y trascendental, que a menudo incluye introspección y purga emocional. El desajuste entre estos dos efectos puede hacer que la experiencia sea psicológicamente difícil de manejar, llevando a una sensación de disociación, incomodidad o pérdida de control.
Riesgo de deshidratación y sobrecalentamiento: Las anfetaminas, al ser estimulantes, pueden aumentar la temperatura corporal y la tasa de deshidratación. La ayahuasca, por su parte, puede inducir sudoración y malestar estomacal. Juntas, estas sustancias pueden aumentar el riesgo de deshidratación, agotamiento y golpe de calor, especialmente si se consumen en un entorno caluroso o sin suficiente hidratación.