Sinergia limitada: Aunque ambas sustancias tienen efectos analgésicos y antipiréticos, no hay sinergia significativa entre ellas, ya que actúan de manera diferente en el cuerpo. La aspirina actúa principalmente a nivel de los tejidos inflamados, mientras que el paracetamol actúa más en el sistema nervioso central. No se espera que su combinación produzca un efecto mayor que el de cada sustancia por separado.
Riesgo gastrointestinal: La aspirina puede irritar el tracto gastrointestinal, lo que puede causar molestias como dolor de estómago o úlceras. El paracetamol, por otro lado, no tiene estos efectos, por lo que tomar ambos juntos puede ser menos irritante para el estómago que tomar dosis altas de aspirina sola. Sin embargo, la aspirina aún presenta el riesgo de causar molestias gástricas.
Riesgo hepático: El paracetamol puede ser tóxico para el hígado si se toma en grandes cantidades o si se combina con alcohol u otros fármacos que afectan el hígado. Aunque la aspirina no tiene este tipo de toxicidad hepática, es importante tener en cuenta que el uso excesivo de paracetamol puede ser perjudicial para el hígado.
Efectos gástricos: La aspirina puede causar irritación gástrica, úlceras o sangrados si se usa de manera prolongada o en dosis altas. Si se toma con paracetamol, el riesgo de irritación gástrica no aumenta significativamente, pero es importante tener precaución si ya tienes problemas estomacales.
Riesgo hepático con paracetamol: Aunque la combinación con aspirina no agrava este riesgo, el paracetamol puede dañar el hígado si se consume en grandes dosis o si se utiliza de forma crónica, especialmente en personas con enfermedades hepáticas preexistentes.
Sobredosis accidental de paracetamol: Es fácil consumir accidentalmente una dosis excesiva de paracetamol, ya que este medicamento se encuentra en muchos productos combinados, como los analgésicos para el resfriado y la gripe. Las dosis altas de paracetamol pueden causar daño hepático grave y, en casos extremos, insuficiencia hepática.