No hay sinergia directa: El cannabis no potencia ni disminuye significativamente los efectos de la aspirina, ni la aspirina afecta los efectos psicoactivos del cannabis. Sin embargo, ambos pueden influir en la percepción del dolor, lo que podría llevar a la persona a sentirse más relajada o menos consciente del malestar físico.
Riesgo gastrointestinal: La aspirina es conocida por irritar el estómago. El cannabis, por otro lado, puede aumentar el apetito, lo que podría llevar a comer más, potencialmente empeorando el malestar estomacal si la persona ha tomado aspirina sin comida o en grandes cantidades.
Efectos en el sistema nervioso: Aunque no hay interacciones peligrosas directas, el cannabis puede afectar el estado mental y la percepción, y la aspirina podría generar algo de malestar estomacal o sensación de pesadez. Esto podría generar una experiencia menos cómoda para algunas personas.
Irritación gastrointestinal: Como el cannabis y la aspirina no tienen efectos directamente sinérgicos, uno de los riesgos más relevantes es la irritación gástrica de la aspirina, que podría ser agravada por el consumo de cannabis, especialmente si se ingiere en grandes cantidades o con el estómago vacío.
Riesgo cardiovascular: El cannabis puede aumentar la frecuencia cardíaca, especialmente con variedades que contienen altos niveles de THC. Si la aspirina se usa para aliviar el dolor de un evento cardiovascular, es posible que el cannabis, al afectar el sistema cardiovascular, no sea la mejor opción. Sin embargo, en dosis moderadas, el riesgo es bajo.
Efectos psicotrópicos: El cannabis puede alterar la percepción y el estado de ánimo. Si una persona ya se siente algo mal debido a la aspirina, el cannabis podría intensificar una sensación de malestar o de ansiedad, aunque esto no es común.