Efectos sedantes y somnolencia: Tanto el pramipexol como el cannabis pueden causar sedación y somnolencia. Pramipexol puede inducir un estado de cansancio o somnolencia, y el THC en el cannabis tiene efectos relajantes que pueden intensificar esta sensación. Juntos, pueden aumentar el riesgo de somnolencia excesiva o dificultades para concentrarse, lo cual podría ser peligroso, especialmente al realizar actividades que requieran atención, como conducir.
Efectos sobre la coordinación y la motricidad: El pramipexol ya tiene un efecto sobre la motricidad, y el cannabis puede afectar la coordinación y el tiempo de reacción. Esta combinación puede generar un aumento en el riesgo de dificultades en el control motor, lo cual puede ser peligroso, sobre todo en personas que ya padecen problemas de motricidad o movimientos involuntarios debido a la enfermedad de Parkinson.
Aumento de efectos secundarios psiquiátricos: Cannabis tiene el potencial de inducir ansiedad o psicosis en algunas personas, especialmente en dosis altas o en personas predispuestas a trastornos psiquiátricos. En personas que ya toman pramipexol, que puede afectar el estado de ánimo o generar alucinaciones en algunos casos, esta combinación podría aumentar el riesgo de reacciones psicológicas inesperadas, como ansiedad o alucinaciones.
Efectos sobre la presión arterial: Aunque el cannabis generalmente tiene un efecto relajante, también puede causar un aumento transitorio de la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Para personas que toman pramipexol, que afecta la dopamina, el efecto combinado podría ser impredecible en cuanto a sus repercusiones sobre el sistema cardiovascular. Aunque no se espera un efecto severo, las personas deben tener precaución al combinar estas sustancias.