Efectos sobre la motricidad: Cannabis puede tener efectos sedantes y psicoactivos, especialmente en personas con Parkinson. Si bien algunos pacientes con Parkinson reportan que el cannabis ayuda con la rigidez muscular y el dolor, el THC podría alterar el equilibrio y la coordinación, lo que podría empeorar la función motora en algunos pacientes. La levodopa ya tiene efectos en la motricidad, por lo que el cannabis podría interferir o modificar estos efectos, generando problemas de movilidad o equilibrio.
Posible interacción con el sistema dopaminérgico: El cannabis tiene efectos moduladores sobre el sistema dopaminérgico, aunque su impacto es más débil en comparación con medicamentos como la levodopa. La combinación de estos efectos puede resultar en fluctuaciones impredecibles en el control motor. Algunas personas pueden experimentar mejoría en los síntomas, mientras que otras pueden sentir un empeoramiento de los efectos secundarios como la rigidez o el temblor.
Efectos cognitivos y psicológicos: El THC en el cannabis puede provocar alteraciones cognitivas como confusión, paranoia o dificultades de concentración, lo que podría interferir con el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Las personas con Parkinson son más susceptibles a los efectos psicoactivos del cannabis, y esto puede generar un aumento en los síntomas psiquiátricos como ansiedad o delirios.
Posible interacción con la presión arterial: Tanto el cannabis como la levodopa pueden afectar la presión arterial. El cannabis puede causar una bajada de presión arterial en algunas personas, mientras que la levodopa puede causar hipotensión ortostática (caída de la presión al ponerse de pie). La combinación de ambas sustancias podría aumentar el riesgo de mareos o caídas debido a fluctuaciones en la presión arterial.
Efectos sobre el sistema nervioso: El cannabis puede relajar el sistema nervioso, lo que podría interferir con el efecto terapéutico de la levodopa o incluso alterar los circuitos neuronales involucrados en el control motor.